Vagaba lentamente en nuestros labios una promesa impronunciable.
Reíamos con la idea de ser encontrados en nuestro incorrecto andar.
Y terminamos besándonos con vigilia entre las rocas de un mar tranquilo.
Pero fue un engañoso juego el tuyo.
Y fue una tonta jugada la mía, he de admitirlo.
Y entre el sueño y la vigilia te encontraba recorriendo mi mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario