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19 abr 2013

Monseñor mio, mi Señor

Rompo en llanto por vez primera,
pero es la verdad misma
con fuertes raíces y arboladas ramas
la que aflora desde lo más profundo de mi ser
y dicta, con delicados versos,
en gritos ahogados,
el miedo que siento, hoy;
que ayer también sentí.
Vuelvo a mí, vuelvo y me encuentro,
rompo en llanto por vez segunda
y es el temor mismo
como un cáncer maldito,
el que crece y se expande en mí ser,
y que inunda con vertiginosa velocidad
cada partícula de éste.
Y no es, mas es, el espejo
aquel que refleja la sobria mirada
de mis enrojecidos ojos.
¿Es este joven señor,
Monseñor dirían algunos,
éste que ante mí se presenta,
aquel que responde cuando respondo?
¿Es este ser de pura impureza
el que siente cuando siento;
el que llora cuando lloro;
el que ríe cuando río?
¡Oh cruel realidad!
¿Qué haz hecho de mí?
Rompo en llanto por vez tercera,
y veo con más tristeza,
y más verdad que nunca,
en lo que se a convertido,
Monseñor mio, mi Señor
¿Quién eres hoy? mas no le reconozco,
¿no es acaso hoy eso que nunca quiso ser?
Y así en tanto,
rompo en llanto por vez cuarta.
Y suspiro, y lloro, y lloro.

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