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6 mar 2022

¿Hace cuánto escribís sobre mí?

Llegué 30 minutos antes de lo esperado al aeropuerto. Era mi segunda vez en Montevideo, pero la primera vez sin él. Había quedado en encontrarme con Daniel en la puerta, por los que agarré mis maletas y recorrí los pocos metros que quedaban hasta la salida. Estaba de espalda fumando un cigarro. Se da vuelta y me mira por unos momentos, le devuelvo la mirada. Tenía los ojos cansados, como si fuera él y no yo quien había bajado del avión luego de las 12 horas que separan Estaña de Uruguay. Vestía unos pantalones cargo de un verde apagado, con un buzo de lana beige. Llevaba las mangas recogidas, para que se viera su reloj en el brazo izquierdo. No era particularmente lindo, sus ojos verdes resaltaban en lo que no dejaba de ser una cara pálida y redonda. Suelta el cigarro de forma tormentosa, y nervioso se acerca a saludarme. "¿Danielle?" Asiento con la cabeza. "¿Te ayudo?". "Puedo sola, gracias", respondí. "Okey. Estacioné el auto más abajo...". "Te sigo", respondí. Llegamos al auto y dejé mis valijas en la parte trasera. Me subí y prendí el celular. Comenzamos nuestro viaje en silencio, afuera comenzaba a llover, y el zumbar de los autos con la lluvia ensordecía el andar, era el clima ideal. El celular de Daniel se encendió con un mensaje. Rápidamente intercambiamos miradas y reconozco en sus ojos el mismo temor que sentía en los míos. "Me dice que va a comer con el padre y la hermana, que no cree que llegue a casa hasta hoy en la noche". "¿Estás seguro que están juntos?", pregunto. No obtuve respuesta. Ambos estábamos en este auto por la misma razón. Nunca supe si su relación iba bien o iba mal, nunca me enteré si realmente la quería o solo era por despecho y dolor que se había contactado conmigo. En mi interior, creo que soñaba con la idea de que todo fuera mentira, de que Daniel solo estuviera muerto de celos, de que ella lo estuviera cagando con cualquier otro, pero no con él, no con la persona con la que decidí cruzar un océano para construir una vida juntos. Llegamos a Ciudad Vieja con una cortina de lluvia y viento increíbles. Daniel se bajó del auto, y yo lo seguí, llegamos a la puerta de una librería y entramos. Dentro una escalera central se abría hacia los laterales. Daniel comenzó paso firme a caminar, y yo lo seguía a corta distancia. ¿Qué iba a hacer si lo encontraba? ¿Y qué si estaba con ella? ¿Sería posible que fuera solo un inocente café? ¿Y si eran tan solo amigos? Podrían serlo, podrían ser amigos de la infancia... de la adolescencia, incluso novios, pareja, aunque ella fuera su ex... ¿Qué si era su ex? Llegamos a la cafetería de Puro Verso, y pudimos verlos. Ella tenía un papel entre las manos que leía en voz alta, mientras él la miraba. Nos acercamos lentamente mientras ella doblaba el papel y lo dejaba a un costado de la taza de café. "¿Qué nos pasó esa noche?" la escuché decirle. "¿No te acordás?". "Me acuerdo", le respondió ella. "¿Hace cuánto escribís sobre mí?".

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