Es que mis ojos aún vivían, y aún lo hacía también mi alma, encerrada por siempre en ese cuerpo que poco a poco comenzaba a deteriorarse por lo externo y por lo interno, con la ayuda de las repugnantes larvas de phoridas.
No lejos de allí se lograba escuchar, con o sin atención, el grito espantoso de una mujer violada. Aquella cárcel carente de vida, prometía hermosas sonatas de dolor. El de la penetración forzosa. El de la deshonra. Ese que transforma a uno de humano a cosa. Ese que elimina la esencia, y nos deja peor que muertos. Moribundamente resentidos. Ese que en futuras etapas del dolor, no logrará más que pesadillas y problemas con alcohol.
Mi fascinación es y será el moho. No importaba cuanto me maltrataran. Cuantos electrones me recorrieran, cuantos protones me sacudieran, ni cuantos neutrones me desquiciaran. Nada podría quitar de mi vista aquel desagradable moho verdoso.
Fabuloso compañero!!! Me encantó!!!
ResponderEliminarMuchas gracias...
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